No soy lo que crees, no soy lo que ves. Cruelmente mato la esencia para que lo demás sobreviva. Extraña ironía que me hace seguir por donde el instinto dice que no siga.
No me escondo, me pierdo. No me oculto, observo. Y como siempre, sólo pierdo.
Noche y día al momento, vaivenes sin sentido ni motivo. Y la certeza de que no hay un desvío. Surcos, marcas, arañazos profundos sangran sin ser rozados. Y blindo la piel para encarcelar el corazón, para que, mientras lo mato, no sienta dolor.
Soy, no tengo, apago y miento. Y sólo yo sé la verdad.
Arrastro el sueño mezclado con lágrimas que nadie ve. Te alejas, ya sólo tengo tu retrato sobre mi cama. Te necesito y sin embargo no puedo pedírtelo. Llega el tiempo de negarme el aliento, de no respirar hasta matar y morir.. Y después, sobrevivir.
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