domingo, 11 de septiembre de 2011

Gracias

Siento que hace demasiado tiempo que no doy las gracias:
Gracias por estar ahí. Por aparecer sin que lo pidiese y sin que lo esperase. Gracias por las sonrisas. Gracias por decirme lo que años después, me ayudaría a entenderme un poco mejor. Gracias por el apoyo. Gracias por cada palabra de ánimo. Gracias por darme un abrazo sólo por que si. Gracias por dar sin pedir. Gracias por animarme a escribir sin saber que lo hacías. Gracias por cada consejo de corazón. Gracias por perdonar mis errores. Gracias por hacerme sentir que era importante. Gracias por hacerme saber con una mirada que estas ahí. Gracias por remover el mundo por mi. Gracias por darme tiempo y espacio para ordenar mi vida, sólo por que era lo que necesitaba. Gracias por pensar en mi. Gracias por no dar importancia a mis errores. Gracias por ayudarme a aprender de cada fallo. Gracias por no dejarme caer. Gracias por creer en mí cuando yo no podía. Gracias, por hacerme sentir que no importa el tiempo ni los kilómetros. Gracias por los ánimos. Gracias por olvidar que me viste llorar. Gracias por entenderme. Gracias, por olvidar cada fallo. Gracias por animarme a seguir y mejorar. Gracias por enseñarme el camino. Gracias por la paciencia. Gracias por no haberte ido. Gracias por hacerme sentir útil. Gracias, por contar conmigo. Gracias, por sacar tiempo de donde no había. Gracias por escucharme. Gracias por ayudarme a ver las cosas de otra forma. Gracias por ayudarme a pensar entre todo el ruido. Gracias, por darme sin esperar nada a cambio.
Pero también debo pedir perdón:
Perdón por exigir, no tengo ese derecho. Perdón por esperar nada de ti. Perdón por cada palabra que hirió. Perdón por cada vez que te fallé. Perdón por cada engaño. Perdón por haber sido una carga. Perdón por no haber estado a la altura. Perdón por no darme cuenta de tus necesidades. Perdón por no pensar en ti. Perdón por incomodarte. Perdón por que me necesitaste y no estuve allí. Perdón por cada vez que te preocupé. Perdón por decepcionarte. Perdón por mis errores. Perdón por no haber sabido entenderte. Perdón por no haber tenido paciencia. Perdón por no pensar tres veces antes de hablar. Perdón por no mantener la calma cuando debía. Perdón por no acudir cuando me necesitabas. Perdón por huir cuando debí quedarme. Perdón por mi cobardía. Perdón por ser egoísta. Perdón por cada mentira. Perdón por cada vez que me fui. Perdón por no ser lo que esperabas. Perdón por cada noche en vela. Perdón por no saber guiarte cuando te hacía falta. Perdón por cada promesa que no cumplí. Perdón por millones de cosas más de las que puedo escribir.
Cada gracias y cada perdón, hablan de muchos años, personas, y demasiadas situaciones para poder explicarlo. Tan sólo me hacía falta decirlo, y aún queda demasiado en el tintero. Pero me tiemblan las manos demasiado. Demasiados recuerdos.
Pero me hacia falta, pedir PERDÓN y dar las GRACIAS.



Voy perdiendo el rumbo
entre corrientes de aire;
me elevo, desciendo, vuelvo a descender.

Sobre mares y océanos,
sobre tierras y cielos.

Mi desnudez se vuelve filo
atravesado por el frío;
ya no hay manta que me dé cobijo.

Y el cielo está tan alto y azul...

La coraza

Y todavía hay quien me reprocha que me haya construido un disfraz a mi medida, una coraza que me proteja de todo aquello que me hiere: Algo que haga ver a los demás que no merece la pena acercarse a herirme y que no hay nada mas allá que lo que ven.. ¿Que haría alguien como yo sin esa coraza? Si ahora me siento sin fuerzas.. ¿Que hubiese pasado si no me llego a proteger tanto? Habitualmente, no soy así. Ese es uno de los motivos por los que no quería que nadie se me acercase demasiado: me vuelvo lo más vulnerable y frágil del mundo. Aunque muestre a todo el mundo que soy la cosa más dura, a la hora de la verdad, no es así. Daría por bueno cualquier sufrimiento, aceptaría cualquier derrota, solo por un beso. Lo he hecho.
Y creo que es hora de aceptar otra derrota.. No lo se, no me importa. Tampoco busco culpables. Sólo busco mantener la cordura, no hundirme demasiado y mantener la compostura. A veces cuesta que no me tiemblen las manos o la voz, que no salten las lágrimas traidoras, matarlas y disimular mientras hay gente alrededor. Y a solas, dar rienda suelta a los sentimientos, desbocarlos. Y aún no entiendo que ha pasado. Pero tampoco importa demasiado. Ya no... Solo acepto la derrota.
Rebusco por el suelo... Y me retiro a mi cubil. No es justo, pero es así.





Kabuki

Tras cada mirada hay un recuerdo que no sé
si podré olvidar.
Tras cada sonrisa todo el dolor que me marca
y me cuesta tanto ocultar.
Exhibo una máscara fabricada a retazos
de lo que queda de mí.
Mezclada con un poco de mentira
y algo de voluntad.
Aunque hay cosas en las que no puedo engañar
y en mis ojos hay surcos hondos
como un pozo de llorar;
no me quites mi máscara
porque volverán a brotar (lágrimas).
Sé que en esto estoy sola
nadie me va a poder ayudar de verdad.
Sé que si tiendo mi mano,
quedará en el aire, vacía, fría.
Cuando hayas apaciguado tu cuerpo,
desearás disfrutar del frescor bajo
los robles, olvidándote del agua,
salobre, estéril que te meció al compás
... del agua...

Día a día deformo mi rostro
para que no hable
para que no grite.
Como en un teatro japonés
voy componiendo un personaje
ocultando con maquillaje
cualquier vestigio de mi alma.
Y llega el momento en que ignoro
qué hay tras esta máscara