miércoles, 14 de septiembre de 2011

Lo confieso...

Si, lo sé.
Dos entradas en un día, son demasiadas. Una al día, ya es mucho. Pero escribo por que me hace falta, igual que hay quien se emborracha, o quien esta de cafés hasta arriba o necesita ser un hijoputa para sentirse bien.
Necesito sacar eso que me corroe por dentro para poder respirar hondo, para poder dejar de pensar en ello, para que no queme durante un rato.
Necesito decir tantas cosas, que a veces no puedo, cosas que solo podría susurrarte al oído en penumbra, o cosas que te escribo y no me atrevo a contar. Quizás algún día pueda. Quizás no.
Y hoy, lo confieso, me hace falta emborracharme hasta caer, hasta no recordar, hasta olvidar y perder.




A solas desnudo despacio,
primero el cuerpo, después el alma.
Para que no duela tanto, dejo las telarañas.
Y la escarcha rodea todo,
y forma un reflejo del cuerpo desnudo
que me mira entre tinieblas,
que me humilla y se avergüenza.
A veces soy un reflejo distorsionado en el espejo.
A veces sombra, a veces luz.
A veces soy un relámpago, a veces soy fuego.
No se quien soy...

Salto de fe

Empiezo a tomar otra vez las riendas de mi vida, a guiarla, a hacer lo que hace tiempo debía haber hecho. Había abandonado demasiadas cosas, dejado otras aparcadas indefinidamente y no puede ser.
Llegó el momento de retomar proyectos, de avanzar, de seguir. De continuar donde lo había dejado y volver a intentarlo. Aunque tome decisiones que no me lleven por el camino mas fácil, aunque no sepa si hago lo mejor, aunque quizás no acierte, es lo que quiero hacer. Y es lo que voy a hacer. No sé como me arreglaré, pero tengo que intentarlo. No quiero pasarme la vida preguntándome... ¿Que hubiese pasado si... ? Hay cosas por las que merece la pena arriesgar y dejarse la piel. No va a ser fácil, pero lo voy a hacer.
Creo que puedo conseguirlo.
Puedo aceptar la derrota, pero no puedo aceptar no esforzarme al máximo..






Vadeo ríos que no parecían tan profundos.
Cruzo puertas antes cerradas
y miro a través de ventanas otrora cegadas.
Mundos extraños cruza mi mirada.
De noche la luz me ciega.
De día camino a tientas.
Hay manos extrañas que se alzan, me inquietan.
Hay pasos; no sé si se alejan, no sé si se acercan.
Noches extrañas en las que buscar lo perdido.
Noches extrañas en las que hacer un salto de fe,
es lo debido.