martes, 13 de septiembre de 2011

El perdón imposible

Hoy toca explicar el nombre del blog:
En realidad, el nombre original era algo así como.. "De la redención a través de el perdón imposible" pero por cuestiones logísticas, quedó sencillamente en: "El perdón imposible"
¿Y que es el perdón imposible?.. El mas difícil de dar, el que llevo buscando muchos, demasiados años y aun no se como obtener..
El propio.

No es difícil perdonar los errores, el daño que causan los demás. Comprendo perfectamente que alguien, intencionadamente o no, me hiera. La vida a veces es complicada y lo mejor para uno puede significar putear a alguien mucho. Y hay que escoger, y lo haces. Que para eso es tu vida. Y creo que he conseguido perdonar todo, o por lo menos, casi todo el daño que me han hecho. Hay cosas muy duras, que no se si podré olvidar. Pero todo lo demás.. Perdonado está. Y cuanto mas perdono y olvido, menor peso siento. Pero hay algo que aún no puedo.

Lo que no soy capaz de hacer, lo que no se como hacer, es perdonarme. Perdonarme por haber permitido que sucediesen algunas cosas, por no haber puesto coto a algunas situaciones, por no haber sabido actuar, por no haber pedido ayuda. Y no puedo perdonarme, por que siento que, de algún modo, la culpa fue mía. Y esa culpa sigue remordiendome. Y los recuerdos me espantan. Y a veces me sorprenden en la madrugada. Y veo sombras de un pasado lejano que a veces creía olvidado. Y me muerde el corazón haciendo que quiera huir entre sueños. Y me acuchilla hasta no dejarme casi respirar, me oprime el pecho hasta casi romperme en dos, y de repente, desaparece como un fantasma. O como una pesadilla... Pero es real. O fue real.

Sé que para acabar con todo eso, primero, debo perdonarme. Cosa que jamás he sabido hacer. Y aún no sé como se hace. No hay receta, ni libro de instrucciones de como deshacerse de ese sentimiento de culpa, de esas ganas de destruir lo que tanto daño te hizo, de abandonarlo a un lado del camino y seguir sin ese fardo a la espalda. Así que, esta pretende ser mi redención, mi rescate para llegar a ese perdón imposible.

"Extraños caminos tiene la vida, si al final todos llevan a la muerte"




Cuántas veces quise odiar
lo que de llevarme del cielo
al infierno
era capaz…

No sé,
no puedo,
nunca más:
No vuelvas a romper
mi voluntad.
No puedes arrancar de mí
la soledad.
De noches y días
de sueños y pesadillas.
Aplasto mi sed,
porque sé lo que ansía.

Y una bruja me dijo que nunca
lo conseguiría.

2 comentarios:

  1. Es curioso lo de los remordimientos. El arrastrar la culpa con el tormento del recuerdo. Y es muy poca la gente que conozco que los tenga de verdad. Sin embargo, todo el que vive y camina deja muertos a la espalda. Cadáveres en la cuneta. Todo ser humano causa daños colaterales a otros, deliberada o accidentalmente. Por azar, por inexperiencia, por las simples y terribles reglas de la vida. Carga con fantasmas de los que tal vez ni siquiera es consciente, pero a los que el tiempo y la lucidez permiten identificar, tarde o temprano. Sin embargo, el ser humano también es un superviviente natural. Necesita vivir tranquilo, olvidar, no volver la vista hacia ciertas zonas oscuras de sí mismo. Acolchar en la memoria los malos ratos, los sufrimientos, el horror.
    Sobrevivir no siempre es confortable. Asombraría conocer la cantidad de espectros que arrastran algunos
    cadáveres propios y ajenos Por cientos de causas. Pero los hay, que lo mismo bostezan sobre una fosa común, que sobre los escombros de una Casa Cuartel donde murieron 10 personas, o miran cuando pasa algo en otra dirección.
    Lo menos afortunados o menos suerte, nos limitamos a estar con los ojos abiertos de noche, dando vueltas por habitaciones a oscuras. Pagando el sucio peaje de la vida. Pero esto, naturalmente, es lo raro. El insomnio. Basta un vistazo alrededor para confirmar que, en materia de remordimientos, la mayor parte de la gente duerme a pierna suelta. Son pocos los que juegan al ajedrez con sus fantasmas.

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  2. A veces no necesitas demasiados fantasmas. Unos pocos son capaces de quitarte el sueño para una buena temporada y no dejarte descansar en paz. A veces no sé si conozco bien a los míos. Y no sé si quiero. Sólo sé que quiero que se vayan y no lo consigo.
    De vez en cuando me dan un respiro, cuando tengo un refugio, pero nada mas..
    Quizás algún día, como San Jorge, pueda matar al dragón..
    Quizás, quien sabe.
    Yo,no.

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